“LA ENERGÍA NO SE CREA NI SE DESTRUYE. SÓLO SE TRANSFORMA”.
Esta es la Ley de conservación de la energía, enunciada por Lavoisier a finales del siglo XVIII.
Nosotros andamos, corremos, pensamos…, levantamos un brazo, movemos los ojos. Realizamos múltiples actividades; las cuales, para poderlas llevar a cabo necesitamos tener energía en nuestro ser, transformándola en movimiento, ya sea físico o mental.
Dicha energía la conseguimos mediante transformaciones metabólicas de los alimentos que ingerimos.
Si nos paramos a pensar, en cualquier acción cotidiana de las que realizamos normalmente, la energía se nos muestra a nuestro alrededor de alguna manera.
Pongamos algunos ejemplos:
Al iluminarnos con una lámpara incandescente (la célebre bombilla), al pasar la energía eléctrica por el filamento, lo calienta hasta tal punto que se transforma la energía eléctrica en dos tipos de energía: Lumínica (que es la que íbamos buscando) y la energía Calorífica (siendo ésta una energía residual, pues no es la que pretendíamos encontrar).
En invierno, cuando encendemos una chimenea, convertimos la energía que toda materia tiene, en calor, siendo en este caso lo que buscábamos, y cuando encendemos un radiador eléctrico, se convierte la energía eléctrica en calor (energía calorífica).
Cuando nos desplazamos en un vehículo con motor de combustión, se transforma la energía que tiene la gasolina en movimiento (energía final) y calor (energía residual).
Por lo tanto, todas y cada una de las cosas que nos rodean en nuestra vida diaria; el teléfono móvil, la radio, el televisor, el ordenador, la iluminación, el frigorífico, el aire acondicionado, la vitrocerámica, consumen un tipo de energía determinada y nos dan como resultado otro tipo de energía; aunque no toda ella es siempre útil, sino que en la mayoría de los casos hay una parte de energía que tiramos, casi siempre en forma de calor.
Pero, no es además menos cierto que, en las sociedades, uno de los parámetros que sirven para medir su nivel de desarrollo es la cantidad de energía que consume. Mientras más avanzada es una sociedad, más energía consume.
Diariamente recibimos informaciones a través de los medios de comunicación del cambio climático, la subida de las temperaturas, el agujero de ozono, la subida de las tarifas eléctricas, de la gasolina, de la bombona de butano,…
Y, ¿cómo nos afecta todo esto? ¿Qué podemos hacer en nuestro circulo de influencia, el cual es en la mayoría de los casos minúsculo? .....
Publicado en la revista Marzagón 2011, por Etelia arquitectura e ingeniería S.L.P.
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